
Recordemos que según la legislación europea, esta práctica es admitida pero sólo para la categoría aceite de oliva, el aceite de oliva virgen y el virgen extra son aceites extraídos de aceitunas sanas en su punto óptimo de maduración y no superan determinados parámetros de acidez. Para evitar fraudes o confusiones, un grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba en colaboración con expertos del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, ha establecido un protocolo para realizar el análisis de ADN del aceite de oliva virgen y poder determinar su autenticidad y la ausencia de mezclas.
El trabajo de investigación se titula Establecimiento de las bases de la trazabilidad del aceite de oliva, y se enmarca en un proyecto europeo del Programa Marco de Investigación y Desarrollo con el que la Unión Europea los financia. El estudio pretende identificar todas las variedades de aceitunas con las que se elabora el aceite y de la región de la que proceden, sin duda, un trabajo largo y laborioso.

Fuente: Gastronomía y Cía
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