Las golondrinas convierten Las Casillas en una pajarera pública

Miles de pájaros sobrevuelan la plaza de Las Casillas.

Los vecinos critican la suciedad y el mal olor que desprenden y piden que se solucione el problema. Otros, sin embargo, consideran que gracias a las golondrinas y gorriones que se posan en los árboles están salvados de las picaduras de los insectos.
La plaza principal de la pedanía marteña de Las Casillas vuelve, un año más, a convertirse en la “pajarera pública”. Así, al menos, lo consideran algunos vecinos, que critican que la situación es “insoportable”. De hecho, cada verano los ciudadanos aseguran que miles de aves, entre las que destacan los gorriones y las golondrinas, sobrevuelan el recinto. Aunque el “espectáculo” puede parecer, incluso, bonito a los turistas que llegan cada verano, los vecinos lamentan la suciedad que deja en la zona. “En la plaza no se ven nada más que cagadas de pájaros y, a pesar de las quejas, la situación se repite cada año”, asevera uno de los afectados.
Trabajadores del Ayuntamiento, sin embargo, se desplazaron hasta la pedanía hace un par de semanas para limpiar la zona. “La limpieza no ha durado nada”, dijo.Las “nubes negras” de pájaros comienzan a llegar, sobre todo, bien entrada la tarde. Muchos, se posan sobre los árboles. Cuando los niños juegan con el balón en la plaza y, con “mala suerte”, la pelota da sobre el tronco, las aves empiezan a volar alto. De la suciedad, añaden los vecinos, se pasa al “mal olor”. “No se puede disfrutar tranquilo de un descanso en la plaza y es necesario que pongan ya un remedio”, indicaron. La mayoría de los casilleros pide una solución urgente.


Estos animales llegan, en su mayor parte, del pantano del Víboras y posan en los árboles de la plaza. Ahora, han encontrado un lugar donde dormir, en pleno centro de Las Casillas. Para prevenir, incluso algún bar ha tenido que colocar toldos en el exterior y paraguas para las mesas. De este modo, los clientes evitarán que suceda cualquier “imprevisto” no deseado. Otros ciudadanos, sin embargo, no se sienten molestos. Todo lo contrario. Afirman que gracias a estas grandes bandadas pueden descansar tranquilos por las noches sin que les pique ningún mosquito. Los insectos son un “manjar” para las golondrinas y los gorriones, por lo que los devoran mientras vuelan sobre la plaza de Las Casillas.
Eso sí, señalan que son demasiados para un pueblo tan pequeño.





Fuente: Diario Jaén