domingo, agosto 30, 2009

En Alcaudete hay muchos artesanos de las hortalizas

El cultivo de frutas y verduras es milenario en Alcaudete y en toda la zona de la Sierra Sur. Aún quedan nostálgicos que cada año preparan un trozo de tierra para cultivar

Cada año cientos de agricultores preparan un pedazo de terreno para plantar las diversas hortalizas, como los tomates, pimientos, acelgas, melones o calabazas de gran calidad Aún siguen cuidando los trozos de tierra en el verano. Con la misma meticulosidad que hace siglos. Cada año cientos de hombres en la Sierra Sur realizan el milagro de cultivar las hortalizas. En las huertas de Castillo de Locubín o Alcaudete, Frailes, Alcalá la Real y sus aldeas, se pueden ver a estas personas acudir diariamente a cuidarlas. Tienen una sensibilidad especial y no miran el tiempo ni el dinero para este cultivo. Comienzan preparando la tierra, la almáciga, que es la simiente de las diversas hortalizas para plantarla. Preparan sus instrumentos y sobre todo piden que haya agua para regar estas plantas.

Aún quedan nostálgicos que cada año preparan un trozo de tierra con esmero, plantan rábanos, tomates, pimientos, melones, sandías, calabazas o judías y esperan con ansiedad que vayan creciendo. Las huertas son pequeñas y los hortelanos tratan de plantar todo tipo de hortalizas para poder degustarlas todas. Lo hacen sin animo de lucro, solo para su consumo personal y para el de su gente: amigos y familiares.
Probar un tomate, un pimiento, una acelga, un melón de estas huertas de la Sierra Sur es algo especial, nada que ver con las hortalizas de los invernaderos que nos venden de Almería. Eso es otro cantar, cuando se degusta un tomate cultivado en estas tierras, todo un mundo de sensaciones se presentan en nuestras bocas.
Las hortalizas de la Sierra Sur son especiales, por las características de la tierra, la forma de cultivarlas y sobre todo por los cuidados y los mimos que le realizan los hortelanos.


Dentro de la comarca, hay que destacar las hortalizas de Castillo de Locubín, que se cultivan en las huertas que hay sobre el río. Estos hombres castilleros tienen una mano especial para este cultivo y son famosos sus tomates, acelgas, judías verdes, nabos y también por sus cerezas. Sus hortalizas se pueden comprar en el mercadillo alcalaíno cada martes, en pequeños puestos se colocan una decena de estos hortelanos y exponen sus productos cada semana. No sólo hortalizas sino otros productos del campo que se cultivan durante todo el año.

Pero hay una pequeña legión de hortelanos anónimos que cada año plantan sus tomates, melones, sandias, habicholillas, etc., en sus huertos. Preparan la tierra, cogen sus escaldillas y son capaces de pasar noches enteras para poder conseguir el agua para estas plantas y regarlas un par de días a la semana. También las cuidan poniéndole el abono conveniente, no un abono artificial sino algo natural como el estiércol de cabra o de cerdo que van acumulando durante todo el año.

De ahí que el sabor de estas hortalizas sea especial, todo hecho artesanalmente y con sumo cuidado. Miran que las hortalizas no tengan plagas y las repasan diariamente. El gran momento de las hortalizas es cuando comienzan a madurar y se puede palpar el producto que los hortelanos han elaborado. Entonces comienza el trasiego y el consumo de las mismas. Los hortelanos de la comarca no suelen venderlas, lo que realizan es un regalo a sus familiares, amigos y allegados. Las bolsas de tomates, pimientos y cebollas salen del huerto y van a parar a las casas de los más allegados, para que puedan disfrutar de su sabor.
También realizan el milagro de la conserva, cuando llegan a tener gran cantidad de hortalizas, las suelen meter en botellas o tarros, en unas condiciones higiénicas importantes para que se puedan conservar durante todo el año.



Fuente: Ideal Jaén

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