lunes, agosto 31, 2009

Decálogo del buen ahorrador de energía en la cocina

Consumir más energía de la necesaria es algo que ocurre fácilmente en una cocina. Para evitarlo no es necesario hacer grandes sacrificios ni recurrir a excentricides como pelar las patatas o hacer la ensalada con la luz apagada. Basta con adquirir pequeñas costumbres que nos permitan lograr un menor gasto de energía, gracias a pequeñas rutinas eficaces que no nos cuesten esfuerzo.
Una de las reglas importantes es no hacer trabajar demasiado al calentador del agua. No, si no es necesario. Así, siempre que se utilice una pequeña cantidad de agua, preferir la fría en lugar de la caliente. Y, por supuesto, nunca derrocharla. Del mismo modo, haremos trabajar mucho más a la nevera si no tenemos cuidado en tapar todos los alimentos en el refrigerador. Evidentemente, no hay que exagerar la norma, basta con tener bien cerrados un buen número de recipientes con tapa hermética (se ha descubierto que la humedad que desprenden los alimentos hace trabajar más duro a los compresores).


Otro punto importante es revisar si la puerta de la nevera cierra adecuadamente. Un truquito para comprobar que está bien sellada es pillar un billete de 10 ó 20 euros en la puerta: si puedes extraerlo fácilmente, es posible que necesites sustituir la goma. Y, pasando del frío al calor ardiente, si tienes una estufa de gas, observa el color de la llama: una llama azul significa que el gas se está quemando de manera eficiente, y una amarilla significa que lo hace de forma ineficiente.
Ahorrar energía también es posible apagando los quemadores o el horno unos minutos antes de finalizar su tiempo de cocción, los alimentos acabarán haciéndose con el calor remanente. Por cierto, es fundamental mantener muy l impios los quemadores, pues conducen mejor el calor, ya sea tipo fuego o vitrocerámica.
Un modo fácil de ahorrar energía es cubrir las cacerolas durante la cocción, para que el calor penetre más intensamente. Y, otra cuestión que sólo requiere un poquito de cuidado, es elegir sartenes, cazuelas, etc, con un diámetro que coincida en su tamaño con el del fogón. Intenta que no sea ni más grande ni más pequeño. Por cierto, ante la duda entre cocer en microondas o en cazuela, aquél es más rápido y más eficiente.
Otro consejo interesante es no olvidar limpiar con la aspiradora alrededor de las bobinas del frigorífico, que normalmente están en la parte de atrás o inferior del aparato. El motivo es que las bobinas sucias no disipan bien el calor que sale de su interior, porque la suciedad actúa como un aislante. Y, por último, no utilices la función de secado del lavavajillas, mejor dejar secar al aire. Apaga el botón de control después del enjuague final y abre la puerta para que los platos se sequen más rápido.


Fuente: Ecología Blog

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