
Rafael, como se llamaba el fallecido, tenía ochenta años, había sido maestro de escuela y vivía con su mujer, en un adosado en la localidad de Martos. Los vecinos estaban acostumbrados a ver al anciano sacando a los perros a pasear. Él era quién se hacía cargo de la casa y de su mujer, enferma de alzheimer.

Fuente: Canal Sur
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